Estamos siendo testigos de grandes avances tecnológicos y, a la vez, de grandes desastres naturales y sociales que nos impulsan a plantearnos cuáles son las causas últimas de la degradación natural ecológica. El abuso en el uso de los recursos tal vez pueda tener relación con el abuso en el uso de la tecnología; incluso ser causa de la gran desigualdad social en el acceso a bienes necesarios para llevar una vida digna, raíz de muchos conflictos sociales.
La ecología es una disciplina científica…
Read moreEstamos siendo testigos de grandes avances tecnológicos y, a la vez, de grandes desastres naturales y sociales que nos impulsan a plantearnos cuáles son las causas últimas de la degradación natural ecológica. El abuso en el uso de los recursos tal vez pueda tener relación con el abuso en el uso de la tecnología; incluso ser causa de la gran desigualdad social en el acceso a bienes necesarios para llevar una vida digna, raíz de muchos conflictos sociales.
La ecología es una disciplina científica, pero cada vez es más habitual ampararse en este término para lanzar opiniones o generar un debate de ideologías de índole catastrofista que no hacen más que generar malestar social sin visos de solución práctica. Las reflexiones sobre la ecología nos parece que deben plantearse de una forma interdisciplinar, pero no de cualquier manera, sino respetando el estatuto epistemológico de cada área del saber. Cuidar el método científico, en el ámbito científico; el filosófico, en el suyo propio; e incluso el teológico. El tema de nuestra relación con la naturaleza nos afecta tan íntimamente que casi todas las áreas del conocimiento pueden decir algo al respecto. En el presente trabajo comenzamos ese diálogo y presentamos las ideas básicas desde las que se podría plantear un modo de actuar humano respetuoso para con los demás hombres y los demás seres de la naturaleza, que mejore nuestro modo de vivir y evite más daños y perjuicios. A esto nos referimos cuando hablamos de “ética ambiental”.
La ecología nos toca de cerca porque tiene que ver con el modo de habitar nuestro mundo y las relaciones que tenemos con los demás seres vivos y no vivos. A fin de poder delinear las líneas principales de una ética orientada al medioambiente es preciso, en primer lugar, conocer los datos científicos sobre el tema; en segundo lugar, analizar los problemas graves que se están detectando y comprender que muchas de sus causas todavía son desconocidas y precisan de un estudio más detenido; finalmente, es conveniente revisar las alternativas de solución que nos orienten a llevar una vida mejor, donde se sugieran modos de obrar que no nos cierren el camino hacia ese destino común que tenemos como seres humanos, y que integre al resto de criaturas porque no somos los únicos seres vivientes del planeta. La propuesta de una “ética ambiental” apunta a considerar un verdadero “ecologismo solidario”.