Condicionada por el modo económico de cada formación social, la pintura ha participado -y no en menor medida- de la adaptación; sus imágenes rectoras han dado cuerpo y forma a los engranajes ideológicos, y su valor funcional se ha reconducido a la mera relación fetichista; de esta manera, en el instante en que hay pintura, deja de haberla propiamente. Por otro lado, el arte tiene por condición autonomía y libertad, y en el artista no es decisiva la conciencia armónica, puesto que carece de liber…
Read moreCondicionada por el modo económico de cada formación social, la pintura ha participado -y no en menor medida- de la adaptación; sus imágenes rectoras han dado cuerpo y forma a los engranajes ideológicos, y su valor funcional se ha reconducido a la mera relación fetichista; de esta manera, en el instante en que hay pintura, deja de haberla propiamente. Por otro lado, el arte tiene por condición autonomía y libertad, y en el artista no es decisiva la conciencia armónica, puesto que carece de libertad, puesto que está en dialéctica con la realidad social, éste interviene en su transformación. El presente artículo intenta dar cuenta cómo la vida y la obra de John Singer Sargent remiten a dicha naturaleza antinómica, que nos hace recordar la idea y la realidad, de la propia libertad. Palabras clave: fetichismo, transformación, arte, artista, naturaleza.