La reflexión de Francesco D'Agostino procede a partir de una sintética presentación de la genealogía y de los sucesivos desarrollos del concepto de "persona" en la cultura occidental, deteniéndose específicamente sobre su reciente identificación positivistá con la categoría de "sujeto de derecho" - y sobre su consiguiente manipulabilidad pragmática y normativa. Tal paradigma ha entrado en crisis, como testimonian las irresolubles problemáticas surgidas en torno a la disciplina legal del bias, y …
Read moreLa reflexión de Francesco D'Agostino procede a partir de una sintética presentación de la genealogía y de los sucesivos desarrollos del concepto de "persona" en la cultura occidental, deteniéndose específicamente sobre su reciente identificación positivistá con la categoría de "sujeto de derecho" - y sobre su consiguiente manipulabilidad pragmática y normativa. Tal paradigma ha entrado en crisis, como testimonian las irresolubles problemáticas surgidas en torno a la disciplina legal del bias, y en particular a la dificultad, que se deriva directamente, de contener normativamente toda tentación de un superpoder biopolítico: ni el intento empirista de rehabilitar el concepto de base de la capacidad de autodeterminación, aparece verdaderamente serio y persuasivo. Más prometedora resulta en cambio la propuesta de regresar a una fundamentación del derecho en la persona y en su concreta corporeidad: yendo más allá de las propuestas de Stefano Rodota, puestas fecundamente en confrontación con el personalismo de Elio Sgreccia, D'Agostino sugiere tomar en serio la idea de "biografía" para redescubrir en el fondo un integrado, por ser relacional, concepto de persona humana. En este empeño teorético aparece rico de consecuencias el paso de la consideración prioritaria de los cuerpos a aquella de la "carne", mucho más densa desde el punto de vista filosófico y teológico: tanto por vía de su referencia intrínseca a la vulnerabilidad, como por su estructural apertura, alternativa a la cerrazón individualista del cuerpo en sí mismo, a la relación con el otro por sí mismo y sobre todo con el Dios encarnado