Unamuno es un apasionado de su ser. En su dialéctica que es hegeliana en el sentido de limitación-tensión, él es el protagonista y, frente a él, un mundo de sombras shakespearianas en el que se perfilan como antagonistas Dios, el mundo, el otro y todo aquello que limite, ya sea en el espacio, ya sea en el tiempo, ya sea ontológica o psicológicamente, su yo. El mundo le acucia a conocerlo para incorporarlo a sí mismo. Apasionadamente lo encuentra y desencuentra en su trascenderse vivido como trág…
Read moreUnamuno es un apasionado de su ser. En su dialéctica que es hegeliana en el sentido de limitación-tensión, él es el protagonista y, frente a él, un mundo de sombras shakespearianas en el que se perfilan como antagonistas Dios, el mundo, el otro y todo aquello que limite, ya sea en el espacio, ya sea en el tiempo, ya sea ontológica o psicológicamente, su yo. El mundo le acucia a conocerlo para incorporarlo a sí mismo. Apasionadamente lo encuentra y desencuentra en su trascenderse vivido como trágica limitación del conocimiento y del ser. Dios es lo que él querría ser en su mundo, hecho de la misma materia que los sueños. Y pelea con esa idea y ese todopoderoso antagonista, que le ha vencido desde la eternidad, con el espíritu rebelde de un perdedor. «El otro» le persigue en su existencia desde un sentimiento edípico, antagonista vivido con instintos camitas , raíz en última instancia de su culpabilidad de ser, de ser el bueno y no el otro, de ser querido y no «todo lo querido», causa, en fin, de ese afán de totalidad que es el comedón de su sentimiento trágico de la vida. Toda esta dialéctica existencial apasionadamente subjetiva no podrá ser plasmada nada más que en literatura. La pesantez de los conceptos filosóficos rompería los sueños. Y cubre su filosofía con los ropajes de Mab, la reina de los sueños de Romeo yJulieta, cuyos vestidos son de alas de saltamonte y telas de arafla y sus collares de líquidos rayos de luna. Sus sueños son él y, sus personajes, productos de su fantasía en el más estricto sentido freudiano. A través de sus sueños, se puede llegar al alma de este Caballero de la Trágica Figura que peleó contra gigantescos monstruos del conocimiento montado en el dudoso Caballo de Clavileño de la fe. En los mundos de Don Miguel hay dos sueños, Niebla y San Manuel Bueno, mártir, que se nos presentan como claves para interpretar los hitos de su pensamiento y, a través de éste, la evolución del propio Unamuno